lunes, 20 de agosto de 2012

Los tres mosqueteros: Assange, Garzón y Correa

El siglo XXI es muy diferente al anterior y parte de ese cambio proviene del uso de internet, no porque sea una democratización de la información, como algunos lo piensan y se reitera a menudo, sino porque han cambiado los hábitos de búsqueda de datos y la circulación se ha acelerado. Por la red se multiplican las mentiras y también la verdad. Si antes los que acostumbraban a mentir eran los medios gráficos y luego la televisión, ahora la realidad se ha apropiado de una forma de transferir la verdad y la mentira. Cada día hay más dudas que certezas. Aún así, parte de la información se puede confirmar y allí aparece un criterio más próximo a la realidad.


Y con esa nueva forma de circulación aparecen los paladines. Seres anónimos y no tanto, medíaticos o silenciosos, con saberes o incultos, pero todos con el objetivo de enfrentarse a los viejos y arcaicos sistemas de control, de mentiras y de diseñar un mundo a la manera de los grandes capitales. Los “dueños” del mundo quieren seguir trasladando los beneficios de la producción capitalista que reciben las clases trabajadores a los grandes propietarios del planeta. A no engañarse, el salario que cree recibir un trabajador volverá a manos del capital cada vez que cree ejercer un acto libre de compra. Y para acentuar ese sistema están los gobiernos y las guerras, y que poseen, también, los medios de comunicación para contar cómo debe ser el universo. Todo en pos de una libertad de comprar.

Salvo que algunos paladines se pongan una capa de jueces, otra de gobernantes y una bufanda de libertarios de la información. Y el sistema tiembla. Hasta que encuentren una manera de acusarlos dentro del esquema del siglo pasado, con las viejas artimañas de culpables de sexo, de usar los medios para beneficio personal o de pertencer a un país insignificante en lo político. Lo cierto es que en estos momentos el mundo “serio” (de antiguas prácticas) se encuentra mirando las pantallas de televisión intentando comprender cómo fue que se les escapó el control de un experto en filtrar información, acompañado de un juez mediático y amante de causas aparentemente perdidas, y el presidente de Ecuador.

Julian Assange, a través de Wikileaks, difundió la información secreta de todos los gobiernos, y más allá del contenido les preocupa, especialmente a USA, que esa acción se multiplique y por ello deseean calificarlo de terrorista. Baltasar Garzón, juez español de larga trayectoria, fue destituido de su función para evitar que juzgue a los franquistas por sus crímenes. Y Rafael Correa, presidente de Ecuador, sobreviviente a un intento de golpe, doctor en Economía que estudió en Estados Unidos, que critica al poder, a los medios y a la economía que no está al servicio de la población. Evidentemente tres miembros del planeta que, con las propias leyes de los que deben mandar en el mundo, han puesto en jaque los valores que mantenía el Siglo XX.

USA silva hacia otro lado, como es habitual, esperando su oportunidad; Suecia se siente ofendido porque se atreven a cuestionar su validez jurídica; y Gran Bretaña respondió como si aún estuviese en el Siglo XIX, prometiendo asaltar la embajada de Ecuador en Londres. Tres paladines mosqueteros contra un imperio demasiado grande.

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