martes, 1 de agosto de 2023

Huellas en las series televisivas (9)


 DICIEMBRE 2001

Huellas de la Historia y la política


    La serie titulada con el mes y el año que los argentinos recuerdan como tragedia es todo un símbolo. “Diciembre 2001” es la Historia reciente, que no se olvida fácilmente y que vuelve en cada aparición de algún político que por esos años transitaba la República Argentina. Es la huella principal, y además, el resultado de dos investigaciones: la que llevó a cabo Miguel Bonasso para escribir la novela “El palacio y la calle”, publicada en 2002, y las propias entrevistas que para nutrir de realidad y complementar (y actualizar la mirada), llevó a cabo Mario Segade, guionista de la serie. Las huellas, así, son la Historia y sus investigaciones: la realidad escrita, las entrevistas constantes, la comparación de imaginación y realidad. Justo es decir que mayor tragedia ha sido la dictadura del 76, como también la Guerra de Malvinas en 1982 y el bombardeo de Plaza de Mayo en 1955, entre los acontecimientos cercanos; pero 2001 tiene la particularidad de haberse vivido también como tragedia económica.


    Y todo es visible en cada capítulo de “Diciembre 2001”, donde la invención de los diálogos tras las paredes y en privado, salen de esas investigaciones y un poco de imaginación. Una vez en pantalla, sin dejar de ser ficción, tienen el sabor de un realismo palpable, verificable y que renace de los recuerdos de los ciudadanos espectadores. Es ficción, pero no lo parece; su contacto con la memoria es frecuente y comprobable.

    El estreno en junio del 2023, en un año electoral y cuando estaba en pleno proceso de elecciones provinciales, cobra otra dimensión; se acerca mucho a los ciudadanos que deben emitir el voto. No por cercanía con la militancia, sino por la Historia y la memoria. Historia necesaria y memoria imprescindible. Cinco capítulos de 40 minutos y el sexto de 60, son mucho más que cientos de informativos.


  

    Ver la serie, recordar los acontecimientos, abrazar los personajes, disfrutar del relato, podría ser un argumento más, si no fuera que de una u otra forma, los políticos en campaña no dejan de nombrar algunas acciones llevadas a cabo en ese año para perjudicar, como nunca otro gobernante lo hizo, a los ciudadanos de Argentina. Sin que haya estado pensado en el equipo de producción, los mismos políticos que vuelven de la oscuridad, trajeron la oscuridad de esos días para que los espectadores recuerden lo que es la oscuridad. Y una obligación para quién debe decidir a quién votar en las elecciones que faltan, especialmente las presidenciales.



    Sobran los antecedentes de películas que cuentan el pasado, y en este caso “Diciembre 2001” parece contar el futuro, donde la Historia se vuelve pantalla. “Diciembre 2001” es el pasado reciente, tan real como el presente, es Historia y es, como titulamos, la política. De manera argumental se centra entre el protagonista presidente De La Rúa y el antagonista Eduardo Duhalde, haciendo ver cual matrix, que son radicales esperanzados en sacar el peronismo de la Historia mientras el peronismo resiste, espera y programa cambios. Todo bajo la atenta mirada de un testigo de ese enfrentamiento, Javier Cach, el personaje que sigue el espectador en sus caminos y pensamientos. Como todo testigo audiovisual, el representante del espectador en el argumento. El campo de batalla son las ideas del ministro Domingo Cavallo, y las víctimas, todos los argentinos. Debería decirse, entonces, que la serie contiene las huellas de los argentinos y las argentinas, las huellas de lo social cruzado por la economía. Con frecuencia, la serie incorpora datos de localización y comprensión histórica, incluso sobre acciones posteriores al final de la crisis de esos días. Marcando los juicios a los responsables de las muertes, especialmente De la Rúa y el Secretario de Seguridad Mathow. Extrañamente ignora totalmente la existencia del Ministro del Interior Ramón Mestre, también enjuiciado, aunque su muerte al comenzar el año 2003 extinguió la causa en lo penal.


    Ha sido producido por la productora Kapow para National Geographic, que derivó a Disney Star+ para la distribución. La dirección es de Benjamín Ávila. El proyecto comenzó en el año 2021, con rodaje en julio de ese año, y con la idea de estrenar a fin del 2022, para finalmente hacerlo en junio de 2023. En principio está pensado continuar en otra temporada llamada “Diciembre 1983”.



jueves, 27 de julio de 2023

HUELLAS en las series televisivas (8)

 

EL ABOGADO DEL LINCOLN

Huellas de Michael Connelly



    Michael Connelly es un escritor norteamericano muy prolífico, que ha plagado de historias los anaqueles de las librerías, y de allí el salto a obras audiovisuales deseosas de cine negro, thrillers, policías, conflictos judiciales y aventuras urbanas, matizadas siempre con romances, un poco de familia, envidias profesionales, infidelidades y algunos rasgos de humanidad, compartiendo el espacio con la vida común. Ingredientes ideales para la industria audiovisual hollywoodense.


    “El abogado del Lincoln” (The Lincoln Lawyer”) desfila por ese terreno, navegando entre jueces y fiscales, entre policías y delincuentes, culpables e inocentes, mientras el personaje central tiene la constante de seducción sin olvidar las obligaciones familiares. En diferentes novelas, Mickey Haller (quien obviamente conduce un automóvil sedán Lincoln Continental descapotable que lo distingue del común de los mortales) tiene buena imagen, viste bien, con una inteligencia superior a la media, y convence con locuacidad. Requisitos de un buen abogado criminalista pero sobre todo de un personaje de Michael Connelly.

 

    En siete novelas se han reflejado su paso por la ciudad de Los Ángeles y ha dado lugar a dos temporadas seriadas, además de un filme algunos años antes. La serie ha sido creada por David E. Kelley a partir de la novela “The Brass Verdict” que Connelly publicara en 2008, emitida en una primera temporada de 10 capítulos y una segunda de 10 (primero 5 capítulos y tal como se anunció, a partir del 3 de agosto 2023, se puso a disposición en Netflix los 5 restantes para completar los 20 actuales).

       

    Por otra parte, una huella fundamental estaba en la serie “Bosch”, con siete temporadas que entremezclan 28 novelas publicadas y que se comentará por separado. Siempre con un personaje central, Harry Bosch, como detective en la ciudad de Hollywood. Hay otras novelas de Connelly, con otros personajes seriados y no seriados, con los ingredientes para series o películas. Como filmes se conocen “Deuda de sangre”, dirigida por Clint Eastwood en 2002 y la propia “The Lincoln Lawyer”, titulada “El inocente” en España, “Culpable o inocenteen Argentina y “El defensor” en México, dirigida por Brad Furman en 2011.





sábado, 15 de julio de 2023

HUELLAS en las series televisivas (7)

 

STUMPTOWN

Huellas de las guerras


    Las guerras tienen víctimas directas, en mayor medida y con más relevancia. Y también víctimas que parecen indirectas y, bien analizadas, también son directas. Estos son los y las combatientes cuando regresan a sus hogares, a su ciudad, a su vida diaria. No todos vuelven iguales, especialmente aquellos que participaron en las acciones armadas. USA, como país del siglo XX y XXI que más se ha involucrado en guerras lejos de su propio territorio, tiene en su calles y hogares la mayor cantidad de excombatientes. Obviamente, con las posibilidades de mostrar las consecuencias psíquicas de las guerras. Y también, hacer películas y series televisivas con esas víctimas y víctimarios del presente.

    En todas las guerras, y en todos los productos audiovisuales, los personajes no pueden ser normales en una ciudad cuando los asaltan los recuerdos de los días de combates. Citamos “Rambo (Ted Kotcheff, 1982) por ser uno de los más significativos, pero los hubo antes y lo siguieron otros. Pasando por “En el valle de Elah" (Paul Hagis, 2007) en el cine y por “Homecoming” (creado por Eli Horowitz y Micah Bloomberg, 2018) en las series televisivas. La lista es grande, y no solo por acercarse a las guerras, ni por ser antibélicas, estamos recordando solo aquellas donde los personajes sufren el pasado de alguna guerra, como Vietman en el caso del filme citado.


    De eso se trata la serie “
Stumptown” (creado por Jason Richman). Dex Parios (interpretada por Cobie Smulders) es una veterana de la guerra en Afganistán. Herida en combate, carga con la memoria de un amor de la infancia muerto en la misma guerra. Explosiones, disparos, muertos y heridos, ataques y los largos etcétera. Todo vuelve en momentos tranquilos como también en aquellos que necesita fuerza extra para combatir alguna maldad presente en la ciudad de Portland de Oregon (cuyo alias es Stumptown). Esa guerra le complica las relaciones humanas y amorosas, la legalidad y hasta la credibilidad. Solo le salva el dedicar todo su ser al cuidado del hermano.


    
La experiencia de inteligencia militar le permite dedicarse a investigar casos policiales complicados para la policía, sin que su formas sean las aceptables, las legales y las correctas. La ciudad de Portland termina siendo un territorio de guerra y ella vive bajo los mismos fantasmas de los combates. Por todo lo demás, la serie no pasa más allá de una serie de acción de las víctimas directas-indirectas de la guerra que USA, y la industria hollywoodense, desean que sean habituales y normales.

    Son 18 capítulos emitidos entre fines de 2019 y marzo de 2020. Se firmó el contrato para la segunda temporada pero nunca se filmó debido a las suspensiones por arribo de la pandemia del coronavirus. Sumado a cambiar de showrunner al final de la única temporada emitida.


    Además, la serie es huella de un comic de Greg Rucka, Matthew Southworth, y Justin Greenwood, del mismo nombre, que da lugar a constantes transformaciones de la imagen audiovisual en movimiento y congelada en dibujos fijos.




viernes, 7 de julio de 2023

HUELLAS en las series televisivas (6)

 

NADANDO CON TIBURONES

Huellas de Hollywood


    Saltan en los ojos los recuerdos de la película “Como plaga de langostas(John Schlesinger, 1975), por la temática referida a los grandes producciones de cine, por las calles de los estudios de Hollywood y por la presencia de Donald Sutherland, siendo el principal en aquella película setentista; y con una participación menor en el nuevo Hollywood repleto de tiburones que sugiere “Swimming with Sharks”. La nueva serie “Nadando con tiburones” (creación de Kathleen Robertson, también guionista de los seis capítulos), remite a su original, la película del mismo nombre dirigida por George Huang en 1994. Aparentemente, Huang escribió el guión basándose en alguna frustración de Robert Rodríguez después del estreno de “El mariachi”. Esa misma película dio lugar a la nueva versión en formato de serie televisiva; y que hoy nos ocupa. Las diferencias son notables, sobre todo porque el filme nos acerca a un universo hollywoodense que prevalece intocable tras el silencio de los participantes. En la serie, la mutación de género audiovisual parece más destinada a un público que busca proximidad con la acción, la fantasía e incluso cerca del terror.


    Además de la película de Schlesinger, recuerda una larga lista de casos aproximados, especialmente la serie “La oferta” (Michael Tolkin, 2022), el filme “Algo pasa en Hollywood” (Barry Levinson, 2009) y la película “Once Upon A Time In Hollywood” (Quentin Tarantino, 2019). Miradas muy próximas, pero si nos remitimos al pasado podemos pasar por “Sunset Boulevard” (Billy Wilder, 1950), “Cantando bajo la lluvia” (Gene Kelly y Stanley Donen, 1952), “Hollywood Babylon” (Van Guylder, 1972), “El juego de Hollywood” (Robert Altman, 1992), “Hollywood Ending” y “Café Society“ (ambas de Woody Allen, 2002 y 2016 respectivamente), las series “Hacks” (Lucia Aniello , 2021) y “Hollywood” (Ryan Murphy y Ian Brennan, 2021), entre otras. Hollywood siempre habló de ese universo y los espectadores necesitaban saber de sus estrellas y la forma en que se producen las obras. Obviamente, no todas tienen la misma mirada sobre los responsables de los estudios; en todo caso, un tipo de personaje ejecutivo y responsable se hace presente en la obra de Levinson, en Tarantino, en Tolkin, en la original de Huang y ahora con Robertson.

    La serie “Nadando con tiburones” cuenta con las actuaciones estelares de Diane Kruger y Kiernan Shipka(*). El argumento es el mismo de la película pero en este caso el enfrentamiento es entre dos mujeres y no dos hombres como en la película. Remite, por ese motivo, a un Hollywood más actual. Muy visual, sin definir al comenzar los sectores antagónicos, para terminar por elaborar una categoría de buenos y malos muy distinta del comienzo. Cambia, sin mucha justificación, los elementos del clímax, incluyendo pistola que nace de la nada, sin justificar las vestimenta e incluir un puma sin razón aparente; más allá de una metáfora alejada de los tiburones. Responde a un clásico de Hollywood: solucionar los argumentos con un disparo antes que la continuación de los personajes en su rol. Siempre atrapa más un diálogo que un disparo, aunque Hollywood no lo cree así. Y para dejar sentado que podría haber más temporadas, no cierra los personajes, los deja llamando a la nueva temporada.


    Mientras tanto, recorre ese camino visual de los estudios, su forma de vida, la relación con el sexo, la falta de humanidad, la crueldad, enterrando al pasar a las viejas estrellas: Judy Garland, Jayne Mansfield, Alfred Hitchcock, Tyrone Power y varias tumbas más (literalmente, en un cementerio). Sin embargo, de todo ese mundo hay huellas de los estudios y su gente en cada capítulo, y de todas las películas y de algunas series citadas. Hay mucho más que huellas, una nueva diégesis de dimensiones eternas. Como el cartel de Hollywood al final.


(*) Shipka es la joven que dejó su huella de niña y adolescente, hija de Don Draper, en la serie “Mad Men”. Ahora se revela como una gran actriz adulta de importante futuro.

  


lunes, 3 de julio de 2023

HUELLAS en las series televisivas (5)

 

FIDELIDAD
Huellas de la literatura


    Nos escaparemos de la adaptación, de la eterna vinculación entre la novela con el cine y la televisión. “Fidelidad” (2022) es una adaptación audiovisual en versión libre de la novela “Fedeltá” de Marco Missiroli (2020). Y lo importante, para nuestro análisis, es la forma en que entra por el mundo de las novelas, incluyendo los contratos con las editoriales, la distribución, las publicaciones, las relaciones humanas de quienes están a cargo de ese universo de papel y lectores.

    Carlo, el personaje masculino principal, está en ese mundo como autor de una primera novela exitosa y en el camino de la segunda. Vive de dar clases de escritura creativa y todos los minutos de su vida pasan por esos rincones (literalmente rincones académicos, de amigos y su departamento). La esposa, Margherita, arquitecta que en el presente vive como vendedora inmobiliaria mientras disfruta del matrimonio con el escritor.



    Hasta que la vida misma se hace presente, irrumpe en Milán con engaños, malentendidos, sospechas, deseos, traición, confianza, desconfianza. Es la fidelidad en crisis, es la felicidad en crisis. Todos los atributos de los audiovisuales participan de un simulacro de romance, de sexo, de contención, de verdades que parecen mentiras. Y como los deseos se vuelven realidad alimentados por las sospechas. El deseo es el motor de todos los conflictos, sin embargo la culpa la tienen los malentendidos y los secretos.



    Nada nuevo en el mundo de la literatura. Y el escritor poniendo (a las y los estudiantes y a las y los espectadores) las condiciones “literarias” del relato y los posibles finales. Que luego se hacen evidente cuando llega el último plano de la última escena del último capítulo. Los finales pueden ser: abiertos, cerrados o amargos. Y algunas veces, como en “Fidelidad”, todo junto.


Título original: Fedeltá

Año de estreno: 2022

Origen: Italia

Duración: 6 capítulos de 40 minutos.

Dirección: Stefano Cipani y Andrea Molaioli

Guionistas: Elisa Amoruso, Laura Colella y Alessandro Fabbri.

Novela: Mario Missiroli

Actuaciones principales: Lucrezia Guidone, Michele Riondino y Carolina Sala

viernes, 12 de mayo de 2023

HUELLAS en las series televisivas (4)

SUCCESSION
La huella de "La dolce vita"


    La serie "Succession" (Jesse Armstrong, 2018 - 2023) es una muestra constante y muy visible del teatro isabelino, especialmente de Williams Shakespeare, particularmente de "Macbeth", "El Rey Lear" y "Hamlet". Tan evidentes son las huellas teatrales, que merecen un texto aparte en otro momento.

    En esta oportunidad, vamos a comparar y disfrutar una interesante creación de un universo diegético ampliado, y que es el capítulo 7 de la cuarta temporada. En este episodio, los personajes centrales, los cuatros hijos de Logan, participan de una fiesta en la que se mezclan varios temas: comerciales, personales, familiares y políticos; y, como siempre, grandes negocios de compra y venta de empresas.
 

    Las pasiones humanas se hacen presentes en un conglomerado de mentiras, traiciones, dependencia, envidia, soberbia. Un conjunto de defectos humanos alejados de las virtudes de los comunes o las mayorías. Un conjunto shakespearano, valga la extensión. Y como todos los personajes pertenecen a la clase adinerada (no sería correcto decirles clase alta) es una mezcla que tiene un antecedente emblemático: la fiesta previa al final en la película "La dolce vita" (Fellini, 1960).



    El debacle de clase que se evidencia en el filme también se repite en la serie. Un antecedente temático de la exposición de clases sociales. El espectador asiste con similitud a la misma forma de la muestra. Si bien en oportunidad del estreno de la película de Fellini la clase alta protestó por esa exposición, por mostrar a la burguesía como en una debacle, en el estreno del capítulo 7 (4ta temp.) de la serie que comentamos, no genera la misma generalización, ni las mismas consecuencias, ni la misma respuesta cultural.

    Para los realizadores, guionistas, directores y actores, la escena de la fiesta, entonces, es una representación que entra en la memoria audiovisual y remite, vía universo diegético, al mismo antecedente.



lunes, 20 de febrero de 2023

HUELLAS en las series televisivas (3)


 LA OFERTA

Las huellas de Albert Ruddy


    Toda trasposición de cine a la televisión, o viceversa, significa la implantación de huellas y marcas audiovisuales imprescindibles para establecer la relación entre la primera obra y la segunda. Por citar un ejemplo, “Misión imposible”, cuya existencia como serie televisiva da lugar a películas en distintas décadas, con diferentes actores, para distintos públicos, que se monta sobre marcas de repetición o de aproximación. Señalizaciones que permiten relacionar y comprender los personajes y sus acciones dentro de equipos de actuación en conflictos internacionales (en la siempre vigente intervención de espías de USA en otros países). 


    Señales de que toda serie televisiva de éxito deja huellas para su correspondencia en las salas cinematográficas. Menos frecuente es la trasposición de cine a serialidad televisiva; como por ejemplo “Los cazafantasmas” (del filme homónimo), “Hannibal” y recientemente “Clarice” para representar, en los dos últimos casos, la película “El silencio de los inocentes” (“El silencio de los corderos”, Jonathan Demme, 1991).

    En todo caso, son siempre adaptaciones bastantes directas. Pero hay otra posibilidad mayor, y es cuando se toma parte del proceso cercano a una temática y se crea una serie nueva armada con datos, información, referencias y personajes que provienen de una película pero no de su temática. Es el caso de “La oferta” (“The Offer”) donde se recrean las circunstancias del rodaje de la película “El padrino” (“The Godfather”) de Francis Ford Coppola (1972).

    No hay huellas propias de las series más allá de las necesarias para continuidad de un argumento: personajes y situaciones. Apenas lo simple y directo de toda serie, sin destacar ningún rasgo sobresaliente. Sin embargo, no hay manera de comprender el argumento y los personajes si no se tiene muy presente la película escrita por Coppola y Mario Puzo. Hasta es posible que quien no la tenga en su memoria requiera volver a verla para entender lo que se está contando.

    En ese sentido, las huellas sembradas están en la película, con enormes referencias que muestran lo que el sistema narrativo llama “guiones espejos”; y que es hablar o citar aspectos del propio proceso audiovisual. En este caso, con una de las aproximaciones más relevantes realizadas por una obra audiovisual (seriada) sobre el cómo hacer cine (película) y todos sus virtudes y defectos. Especialmente en lo que concierne a la producción y la magnitud de lo externo influyendo en el propio proceso. En este caso, lo externo es la mafia imperante aún por esos años del rodaje, todavía vigente en Nueva York del 1971 y 1972.


    El argumento está construido sobre las memorias de Albert S. Ruddy, productor de “El padrino” y al mismo tiempo gestor de la serie. Tiene mucha importancia que sean sus memorias rescatadas para los diferentes capítulos, ya que al tratarse de una narrativa de ficción, pero basada en hechos reales, termina siendo una explicación y una documentación de los vicisitudes y problemas del rodaje, pre y post producción, de la emblemática obra de Francis Ford Coppola. Sin la participación de Ruddy esas memorias serían fantasía e invención, pero al estar como productor de ambos productos resulta una muestra exacta (aunque algo de tensión dramática debe haberse superpuesto) de los problemas de producir cine en esas cirscunstancias (con la mafia, la economía, los costos, las empresas, las personas). Reflejan, además, algunas anécdotas que rodearon el rodaje de la obra original. Todo ese entramado es, precisamente, la instalación y vigencia de huellas y marcas que están en la Historia del Cine. “El padrino”, sembró la semilla de la serie varias décadas atrás.

    Michael Tolkin, quien compartió el guión de “Nine” (Rob Marshal, 2009) con Anthony Minghella, donde ya demostró su capacidad de guionar recuerdos y construir desde las huellas audiovisuales, en este caso de “Otto e mezzo” (Fellini, 1963), vuelve a escribir guiones sobre otra película histórica, y también produce junto a Albert Ruddy y Miles Teller, quien en la pantalla representa el papel de Ruddy.

    Todo sobre Ruddy, todo sobre su memoria y sus recuerdos. La serie pasará a ser, en un futuro, una parte emblemática de los documentos que explican y complementan a “El padrino”. Casi una serie documental sobre el hacer cine, y no cualquier cine, sobre Coppola, Ruddy, Mario Puzo y los actores, especialmente Marlon Brando y Al Pacino, y demás participantes del proceso. Y por supuesto, hasta un documento sobre el accionar de la mafia en la realidad, no en la ficción de Puzo.


La oferta

Título original: The Offer

Años: 2022

País: USA

Temporadas: 1

Capítulos: 10


Trailer

https://www.youtube.com/watch?v=49d_ArdeyaI